Misión en Florencia -Rachel-

Habíamos tenido noticias desde Italia por medio de un mensaje en cierto modo... "Anónimo", pero que según Batman era fiable. Algunos agentes del régimen habían sido vistos en Italia, Florencia para ser exactos.

Lo normal habría sido que fuesen directo con las mafias tratando de manipularlas para obtener su respaldo al intentar tomar el control del gobierno e infiltrarse como actualmente lo estaban haciendo en el Reino Unido, pero no era así, este grupo no había tenido contacto alguno con la mafia ni algún otro grupo militar, sino que se les había visto rondando por antiguas ruinas.

Según la ubicación que aparecía en la datos adjuntos al mensaje, cotejándolas con lo que he visto en mis libros, pude darme una idea de lo que buscaban. Según las viejas leyendas, la cultura nuraga era conocida por su trabajo con el bronce, pero también custodiaban una orbe que se dice, era capaz de alimentar la fuerza mágica de un hechicero.

Si esto es verdad, y por lo visto ellos lo creen así ya que han enviado gente a investigarlo, tal objeto en posesión del régimen podría equivaler a una catástrofe de grandes proporciones que bien podría, más allá de otorgarles el control del mundo, acabar con todo el planeta.

Obviamente me ofrecí para investigar y en dado caso recuperar o custodiar el orbe antes de que esos agentes lo tomen. Pero Batman no quiso que lo hiciera sólo, por lo que enviaría a una joven hechicera con grandes conocimientos y poderes. El murciélago hizo que me adelantara y esperara por mi contacto en tierras italianas.

Por lo tanto me encuentro ahí, en una plaza florentina en espera de aquella joven. No la conozco, incluso el murciélago sólo me dijo su nombre clave más no me dio más datos, aunque estoy seguro que si es la gran hechicera que él dijo, la podré reconocer de inmediato.

Había sido encomendada para una misión importante; por lo que había podido entender, el régimen estaba tras la pista de un orbe mágico que podría suponer un gran riesgo, cosa que no podíamos permitir. Era tan importante que no me detuve ni a descansar, apenas había concluido mi viaje a Los Ángeles pero lo mejor era ponerme en marcha de una vez, mi compañero de misión ya me esperaba. Tenía entendido que era un hechicero poderoso y lo conocía de nombre, pero jamás lo había tratado, lo mejor era no hacerlo esperar.

Había aprendido de mi experiencia anterior: esta vez había optado por ropas un poco menos llamativas, por el momento lo importante era no alertar al Régimen de que estábamos en la ciudad, por lo que me vestí como una civil... mas o menos, no tenía mucha ropa de ese estilo pero unos jeans y una camisa negra de manga larga no podrían llamar la atención demasiado, el problema como siempre era mi chakra, por lo que dejando en casa mi capa, me decidí por una sudadera con capucha para intentar ocultarlo lo más posible.

Observé la plaza mientras comenzaba a recorrerla preguntándome quien sería él. Sabía quién era, por supuesto pero... no era fácil reconocer a alguien que no conoces más que por el nombre por lo que me guié por medio de la magia, diciendo mi mantra personal cerré los ojos y dejé que me guiara hacia la energía mágica; no era complicado. Con los ojos cerrados y concentrándome lo suficiente podía ver una huella mágica, había ligeros destellos de luz pasando a mis lados, personas con cierta capacidad mágica que jamás la había despertado: de esas que suelen acertar en sus presentimientos o saben lo que va a pasar, los que suelen tener una buena suerte en todo... pero no era a quienes buscaba. Caminé sin abrir los ojos hacia el que sabía que debía ser mi compañero: era como tener un faro guiándome directo hacia él y pronto estuve frente a él, solo entonces dejé de murmurar mi mantra y abrí los ojos para verlo, quitándome la capucha.

—Supongo que sabes quién soy. Y que estabas esperándome—, no necesitaba comprobar que era él, por lo que no lo hice, lo miré con seriedad mirando a los lados de reojo por si acaso, más valía no llamar mucho la atención. Aún así me tomé mi tiempo para mirarlo detalladamente, me sorprendía el hecho de que se viera tan normal... su poder era innegable, podría arrancar escalofríos de personas sensibles que pasaran cerca, estaba segura de ello. Y sin embargo parecía un hombre Florentino disfrutando del día en la plaza como si no hubiera nada más interesante en su vida que esa vista a las estatuas y fuentes italianas. Eso no dejaba de asombrarme, aunque mi rostro se mantuviera serio y sin emociones.

Seguía en la plaza, mirando las fuentes y estatuas tranquilamente, ataviado con un traje sastre, como solía vestir normalmente antes de mi incursión al mundo sobrenatural. Era extraño, tanto tiempo en mi vida, tantas oportunidades financieras que tuve en el pasado y nunca me di el lujo de venir hasta aquí a admirar el arte y la cultura florentina entre otras; es increíble como dejamos que nuestros propios demonios nos consuman y nos alejen del mundo ahogándonos en el suyo, en mi caso, mis demonios fueron mi soberbia y la amargura.

De repente sentí una presencia mágica poderosa. Miré con discreción a la gente que se paseaba por la plaza, todos absortos a sus propios asuntos, pero noté a lo lejos a aquella joven figura acercándose a mí. No tuve necesidad de sondear a fondo para saber que ella era la joven hechicera de la que Batman me había hablado. Cuando llegó ante mí y me habló, le sonreí.

-Así es. Stephen Strange.-Le dije, presentándome al tiempo que extendía mi mano hacia ella para saludarla. -Es un honor conocerte, Batman no mintió al hablarme de ti; debo decir que no me dijo mucho, pero sí me dejó claro que eres una gran hechicera y eso puedo notarlo.-

Él sonrió cuando me aproximé. Casi me sorprendió, casi,  parecía como si me hubiera localizado desde antes de que yo lo hubiera hecho. Pero por supuesto, era de esperar; no mandarían a cualquiera para una misión tan importante y, a diferencia de mi, él no destacaba. Lucia como una persona común y corriente con ese elegante traje sastre. Pero el hecho de que fuera tan bueno localizando me hacía preguntar si la misión no era más difícil de lo que nos habían dicho, de lo contrario estaba segura que él podría hacerse cargo perfectamente sin mi ayuda.

Asentí con la cabeza cuando dijo su nombre, no me gustaban las presentaciones pero ya que íbamos a trabajar juntos era lo más recomendable.
—Raven— miré su mano con cierta vacilación antes de tomarla y estrecharla. —Igualmente— murmuré por lo bajo, estas cosas no se me daban nada bien y no pude evitar sonrojarme débilmente mirándolo con sorpresa por el halago. Permanecí un segundo o dos mirándolo sin saber que decir, ¿debería darle las gracias? Al reponerme liberé mi mano de la suya llevándola a mi rostro para toser, mirando hacia otro lado en un intento por disimular. Volví a verlo ya con mi gesto de costumbre.

—También he oído mucho de ti. Batman fue... críptico, como siempre pero tu reputación te precede—, me crucé de brazos de nuevo mirando hacia otro lado, comprobando que no hubiera nadie sospechoso, justo ahora estábamos muy expuestos, sin embargo lo miré de reojo aún intrigada por sus habilidades. No había mentido al decir que sabía de él, por supuesto era difícil no saber de él, pero en cambio, saber del alcance de sus habilidades era una cuestión completamente diferente.

—Noté que me localizaste sin problemas. Debes haber sido asignado a esto por esa facilidad en particular.— lo miré de frente de nuevo, —¿Alguna idea de por donde comenzar? No es por arruinar los saludos y eso...—, rodé los ojos algo sarcástica antes de volver a la seriedad usual —Pero entre antes comencemos es más probable contar con el factor sorpresa—, lo que menos deseaba era poner a las personas del régimen sobre aviso o quedarme más tiempo del necesario en ese lugar, principalmente porque no tenía donde quedarme.

Con la idea de pasar desapercibida efectué un glamour sobre mí, nada llamativo que pudiera ser captado por las decenas de personas que nos roseaban, en cambio en el transcurso de algunos minutos mis facciones y el color de mi cabello fueron cambiando tan gradualmente que casi era imperceptible hasta que el cambio había sido realizado. Esto ayudaría con mi incomodidad en cuanto a mi chackra y me hacía sentir más cómoda de quitarme la capucha de la sudadera, revelando un cabello negro intenso en vez de morado, de un largo por sobre mis hombros en vez de el corto habitual y el color de mis ojos había dado paso a un verde olivo, además de ligeros cambios en mis facciones. No querría correr con la misma mala suerte que corrí en LA, donde en cuestión de minutos los agentes del régimen habían dado conmigo no una sino dos veces. Debía asumir que ya conocían mi rostro y lo tenían en su base de datos o algo similar, no podía asumir lo mismo de mi compañero por lo que sin decir nada más comencé a caminar hacia uno de los extremos de la plaza.

No me sorprendía que Batman no hubiese dicho mucho sobre mí a la joven, siendo que para conmigo mantuvo el mismo tanto de información. Aunque era obvio que nos dijo lo suficiente y esperó a que nos conociéramos por nuestra cuenta. Una cosa ya había notado al menos; ella no sólo era poderosa, sino también tímida y modesta, lo cual me hizo tomarle cierto aprecio inicial, además de que era tan.... "pequeña" que bien podría ser una alumna mía.

Pero era más que obvio que ella no precisaba clases, pues tenía total dominio de su poder y vasta seguridad en sí misma, o por lo menos la suficiente. Asentí a sus palabras al tiempo que notaba los sutiles cambios que operaba sobre sí misma para evadir al régimen; un acierto, hay que decirlo, pues obviamente buscarían que la insurgencia no estuviese sobre el caso y era probable que la tuvieran en su banco de datos a lo igual que a mí; de hecho yo había tomado mis precauciones con un hechizo de "camuflaje", cualquiera que me viera (excepto mi compañera) vería otro rostro en lugar del mío.

-Bien, debemos ir a las ruinas ubicadas a los límites norte de la ciudad, se rumora que ahí se dio una excavación y nuestra fuente asegura que es ahí dónde el régimen ha comenzado su búsqueda. Por las fotos enviadas pude ver los símbolos hallados en las paredes que indican la existencia en lo profundo de esas ruinas de un templo Nuraga, aquel que guarda dentro de sí el orbe.-Le expliqué mientras comenzábamos a andar.

Caminé por la plaza sin mirarle pero poniendo total atención a lo que decía. La cosa no pintaba nada bien o al menos eso me suponía. La zona de excavación se encontraría bastante vigilada aunque con discreción, posiblemente entre los propios arqueólogos habría más de un miembro del régimen camuflado para asegurarse de vigilar el artefacto y transportarlo en cuanto lo tuvieran en sus manos, ojos al pendiente todo el tiempo. Y por sí solo el artefacto suponía un reto: no sólo había que encontrarlo sino que asegurarnos de quitárselo al enemigo y no podíamos descartar la posibilidad de que se requiriera de algún hechizo para tomar aquel objeto sin problemas.

—Bueno... si está en las ruinas en los límites norte... quizá lo mejor sería hacernos pasar por turistas para acercarnos lo más posible sin ser detectados—, observó un puesto ambulante que estaba cerca de por donde pasaban sin detenerse a mirarlo y al acercarse hacia la avenida que rodeaba la plaza suspiró apesadumbrada. Ir de turistas significaba rodearse de otros turistas y muy posiblemente fingir que todo eso la asombraba, pero era el modo más práctico de acercarse, tomaría menos acercarse a plena vista de todos que si íbamos en pleno modo sigilo.

A lo lejos se veía la esquina de la plaza y en ella una parada de autobús con muchas personas esperando, todas ellas sonriendo y mirando al rededor, platicando con sus acompañantes, la simple imagen de eso la puso de mal humor pero se apresuró en disimularlo, mostrando una sonrisa que era poco usual en ella, agradeciendo de que las facciones que ahora usaba no fueran las suyas o corría el riesgo de que aquella sonrisa se viera falsa en ella, en cambio lucía completamente natural.

—Si estás de acuerdo con el plan, ese es nuestro objetivo— señaló con el pulgar a los turistas que se arremolinaban, dejando ver a ratos la pancarta de la parada de autobuses turístico con la imagen de varios sitios exóticos, entre los cuales se encontraban las ruinas, o por lo menos eso quería asumir. ¿Cuántas ruinas podía haber en Florencia? Tomó del brazo a su compañero y lo llevó hacia esa zona, dedicándole a unas personas una sonrisa lo más amable que pudo —¡Hola! ¿Qué tal?—, en cuanto las personas que los habían volteado a ver perdieron interés en ellos y se giraron hacia otro lado, yo volví a ponerme seria, soltando al hombre. Con un ligero tono rosado en mis mejillas me giré hacia otro lado, no era muy adepta a tocar a las personas, pero había pensado que una actitud así resultaría mas fácil de ser ensayada ahora que no había peligro de ser descubiertos, que en plena base de excavación, más considerando que no era buena en ello.

—Lamento eso...—, murmuré por lo bajo aún mirando hacia otro lado, pues no había pedido su permiso ni le había informado que haría una actuación y en cierto modo sentía que me había puesto yo sola en ridículo.

La idea de la joven era perfecta, unirnos a los turistas sería menos llamativo que si sólo fuésemos los dos por muy filtro de percepción que estuviésemos usando, después de todo, los guardias del régimen se hallarían más en guardia al ver a dos personas solitarias que a todo un grupo acreditado.

La vi sonreír, aunque era obvio que se sentía incómoda. Lamentaba que la misión le presentase situaciones incómodas; podía notar que no sólo era por su personalidad, sino por cuestiones más profundas; su pasado, sus poderes. Me habría gustado saber más sobre ello, pero no era el momento ni el lugar de preguntarle; quizá con suerte pudiésemos charlar más adelante.

Me tomó del brazo y yo lo permití sin inmutarme, saludando a la gente al mismo tiempo que ella. Algunas personas nos miraron, correspondieron el saludo y siguieron adelante, igual que nosotros debimos hacerlo después. Ya arriba del bus, una vez que tomamos asiento, ella se disculpó por lo que hizo, lo cual m provocó otra ligera sonrisa.

-No hay problema, no me ha incomodado y nos ha dado una máscara de naturalidad.-Le dije de manera telepática para que nadie más nos escuchara.-Por ahora es mejor no llamar la atención y esa es una buena manera. Pronto llegaremos a la zona, así que debemos estar alerta.-

Apenas comenzamos a acercarnos a las ruinas y se sintió el cambio en la energía. Miré de soslayo a la chica, seguro lo había notado también. Aquello sólo podía deberse a los hechiceros con los que contaba el régimen, que seguramente habrían trabajado la zona para ahuyentar a otros hechiceros, más el orbe que debía estar activo o próximo a serlo. El autobús se detuvo y el grupo bajó, nosotros bajamos con ellos.

Caminamos con el grupo por una zona específica. Pude notar que el hechizo primario de la zona, aquel puesto por el régimen, impedía que el grupo se adentrara más allá de la zona para turistas, impidiendo, o más bien, no permitiendo que naciera interés o curiosidad por algún otro lugar que no fuera ese.

-Un hechizo anti muggles.-Le dije casi en broma a Raven mentalmente, recordando ese libro inglés. -Debemos averiguar dónde se ha llevado a cabo la excavación con exactitud.-

Una vez dentro del autobús, Raven se permitió relajarse y sentarse algo desgarbada al lado de la ventana, en parte porque de ese modo no tendría que interactuar con muchas personas y en parte para mantener la zona vigilada. ¿Quién podría culpar a una turista inocente de ver hacia todas direcciones? Estaba muy satisfecha con esta coartada y si llegaban a llamar la atención podrían decir que eran turistas perdidos. Miró a su compañero sentado al lado de ella y asintió lentamente en un gesto de agradecimiento ante las palabras mentales que le llegaban.
—Concuerdo. Lo más posible es que haya restricciones. Prefiero abusar de nuestra coartada para investigar sus defensas en caso de que tengamos que salir rápido de ahí—, le respondió a su vez mentalmente antes de volver a mirar al horizonte a través de la ventana. El trayecto resultó ser aún más tedioso de lo que se imaginaba. El bus hacía paradas cada cinco minutos para comentar sobre algún monumento histórico por lo que ella terminó por decidir aislarse, mirando por la ventana se apartó de todo lo que ocurría intentando pensar en un plan y tratando se sentir cualquier cosa pero no había nada.

O al menos no lo había hasta que comenzaron a acercarse a las ruinas; el cambio de energía era evidente, como si el ambiente se volviera más denso y cargado con electricidad estática, y un olor que a ella le recordaba al de la piedra cuando llovía, aunque no había una sola nube a la vista. Raven miró disimuladamente a su acompañante, quien la veía a su vez, ese lugar gritaba a todos los sentidos mágicos un claro "aléjate", aunque no estaba segura si era el hechizo que el régimen había hecho o si el orbe en sí tenía sus propios hechizos de protección, ¿qué loco dejaría algo tan poderoso al alcance de cualquiera?. Bajaron junto con los visitantes, camuflándose entre la alegría de ellos para no llamar la atención, ahora estaba convencida de que los observaban bajo la fachada de arqueólogos, que miraban con recelo al grupo, algunos militares compartían esa mirada, la cual dejaba un claro mensaje: no hagan nada que no deban. Claro que bien podría atribuirse a que a ninguna de esas dos clases les gustaban los turistas. No pudo evitar sonreír por el comentario mental de su compañero, "hechizo anti muggles" no había mejor modo de llamarlo. Había un arte en el equilibrio, la gente lo veía pero no lo suficiente para que llamara su atención, con un hechizo así podrías aparecer en la nada ahí mismo o podría crecerte una segunda cabeza y la gente que lo presenciara no se detendría a mirarlo dos veces.

Raven se detuvo un poco apartada de un grupo, observando algunas piedras grabadas con letras antiguas, sacando una cámara desechable para tomarle una fotografía, y girándose en redondo usó la cámara para mirar por la mirilla hacia los hombres que seguían con la mirada fija en el grupo, era mucha seguridad para una zona ya autorizada para visitantes. Uno de esos hombres miró hacia ella y ella no tardó en girar unos centímetros la cámara, sonriendo y apuntando a su compañero.

—¡Di Whisky!— sin más tomó una fotografía y volvió a enfocarse en los escritos antiguos —La seguridad es buena. El hechizo de percepción es ingenioso, espero que quien lo haya hecho no esté por aquí. Por mucho que podamos ocultar nuestra aura mágica, no es algo difícil de detectar para alguien con este talento— le comunicó telepáticamente. Estaba fascinada, un hechizo para que alguien no sienta interés por algo es mucho más complicado que uno para ocultar algo o hacerlo invisible. Por lo que ella sabía, todo lo que esos turistas estaban observando tan maravillados podría ser simple utilería y la verdadera excavación estaba escondida frente a sus narices. Raven contempló las opciones que tenían, probablemente si un hechizo localizador aquí dentro, saltarían las alarmas mágicas, pero si no habían saltado por su mera presencia o su comunicación mental hasta ahora era posible que pudieran usar una pequeña cantidad. Tomó del brazo al hombre y caminó con él hacia una placa que explicaba la historia de esas ruinas.

—Desde aquí no podremos hacer nada, pero tampoco podremos acercarnos a la zona anti interés sin alertar a los hombres que nos vigilan. Son soldados rasos y poco más, dudo que estén inmunizados a la magia. Por lo que es muy posible que una vez que pasemos a esa zona, el propio hechizo nos cubra y nadie tenga interés en nosotros, así que... hay que crear una distracción lo suficientemente grande como para que los guardias la observen y no noten que entramos a la zona roja—, le comentó mentalmente, al mismo tiempo que exclamaba lo interesante que era la placa y le tomaba una fotografía, levantó la vista para observar a los turistas, debía haber algo que estuvieran haciendo que, con un empujoncito de magia, causara una distracción suficiente para permitirles hacer su trabajo, en esa zona podría evaluar si podrían efectuar o no un hechizo de rastreo sin saltar las alarmas.

OFF: Disculpa la tardanza, no había visto que ya me habías respondido

-¡Whisky!-Respondí, alegremente, posando para la cámara como cualquier turista lo haría. Escuché su mensaje mental. Tenía razón, y la verdad temía que el causante del hechizo se hallara por ahí y al sentir nuestra presencia hiciera algo contra los turistas. Me dejé llevar por ella, aún manteniéndome alerta por lo que pudiese ocurrir.[color:4c3c=cyan
]-Quizá debamos prevenir algún hechizo para proteger a los demás, pero sólo liberarlo si ese ser nos detecta.-

Asentí con la cabeza cuando mencionó lo de la prueba, aunque parecía a todas luces que más me refería a lo que exclamaba de la placa. -Ya me encargo de eso.-Miré de reojo hacia el grupo de turistas. Me concentré, recitando un pequeño conjuro de manera mental, uno que a la par de proporcionar la distracción que necesitábamos, cubriera con un campo de protección mágica a esa gente por lo que pudiera pasar.

De repente, en una pared frente a la cual una mujer tomaba fotos, parte de esta cayó, no de manera estrepitosa, de modo que no denotaba peligro, pero si dejaba ver algunas figuras y símbolos debajo de ella, lo cual causó la algarabía de los turistas que comenzaron a gritar emocionados por aquel nuevo descubrimiento arqueológico al tiempo que tomaban fotos. Los guardias, pensando que sería algo referente a lo que investigaban sus amos, se adelantaron hacia allá para tratar de mantener a raya a la gente, dejándonos el espacio libre a mi compañera y a mí.