Casablanca -Dinah-

Me habían asignado una nueva misión, por lo cual tuve que dejar Londres casi de inmediato, teniendo apenas tiempo para despedirme de Felicity, prometiéndole que estaría de vuelta antes de que ella terminara el curso.

Recibí todos los datos de Merlín y abordé el avión que habría de llevarme a Marruecos, siendo más exactos a Casablanca, un lugar turístico muy popular de aquel país. Pero este obviamente no sería un viaje de placer, sino todo lo contrario. Una misión de la cual dependía la estabilidad de aquel continente era la completa y total prioridad.

Se sabía, por algunos informes  de nuestra inteligencia,que una cédula terrorista se había infiltrado y asentado en aquel lugar con la intención de desestabilizar al país iniciando con un atentado en uno de sus lugares más concurridos. De esa forma podrían acorralar al gobierno y así manipularlos para conseguir sus propósitos los cuales al parecer, estaban vinculados, aunque trataran de ocultarlo, con el régimen que actualmente se halla al frente de los Estados Unidos.

Mi misión era encontrar la sede actual de esta cédula, averiguar su plan y desmantelarlo, deshaciéndome de todos los del grupo en el proceso. Claro, cualquiera podría decir que eso era demasiado para un sólo agente.

Pero no es demasiado para un agente Kingsman.

Llegué al aeropuerto internacional de Marruecos y de ahí me trasladé por tierra hasta Casablanca bajo la identidad de Edwar Fitzgerald, magnate de bienes y raíces que se encontraba en la zona como parte de unas muy merecidas y demasiado pospuestas vacaciones. Merlín había preparado mi instalación en uno de los hoteles más bellos y elegantes de la zona, de modo que podría mezclarme fácilmente entre los turistas y pasar desapercibido cuando iniciara mi investigación.

Ya instalado en el hotel y tras darme un baño, comencé a revisar el resto de los datos codificados en mi portátil, sólo accesibles con identificación retinal. Al abrirse el archivo pude ver los puntos en los cuales se había ocultado el grupo y que habían abandonado al saberse observados; al parecer no estaban totalmente al tanto de quien o quienes los vigilaba, pero se mantenían en movimiento por si acaso y así poder evitar tanto a la ley local como a los agentes internacionales. Merlín había trazado un mapa suburbano de Casablanca indicándome los puntos donde se habían ocultado, los posibles puntos nuevos de reunión, los lugares que posiblemente pudiesen ser los blancos y la lista de objetos que habían desaparecido "misteriosamente" de almacenes de empresas diversas dedicadas a productos químicos y armamento.

Me vestí como suelen hacer los turistas ingleses al visitar el lugar; pantalón blanco, camisa ligera, zapatos cómodos, pero elegantes y las gafas; llevaba algunos otros accesorios propios de un agente, gadgets que para otros sólo eran simples objetos comunes y me encaminé por las calles de Casablanca en busca de mis presas.

LLegué a una de las plazas más concurridas de la ciudad, llena de turistas de todas las nacionalidades. Ese era uno de los posibles puntos amenazados. Un reconocimiento rápido sería favorable en caso de que la cédula pudiese adelantarse. Comencé a deambular por el lugar como cualquier otro turista, pero con la diferencia de observar más detenidamente, y con discresión, que los demás.

Comenzaba a preguntarme ¿Por qué mierda me enviaban a este tipo de misiones? Creo que Bruce me había visto un tanto alterada por las cosas que me habían pasado. No que no sabía que el mutante nuevo ¿O viejo? Ya nose bien como decirlo. Me había ayudado a poner en orden mis pensamientos. El punto era que quizás fuera del país no me reconocieran tanto y pudiera lograr la misión si tener que llamar mucho la atención. Bien, al menos Bruce me había pagado la estadía en un buen hotel. Creo que al menos disfrutaría de eso.

Bien, el plan no era lo más complicado del universo, se supone que eran solo unos terroristas, pero estábamos seguro que estaban bajo las órdenes del régimen. A demás había que ser sinceros. Una chica rubia, con curvas, podía llegar a infiltrarse en cualquier lado si sabía hacerse la boba lo suficiente.

Ya era de tarde cuando decidí salir del hotel y comenzó a caminar sin rumbo aparente. Después de todo yo solo era una yante que visitaba el lugar. La plaza principal estaba repleta de gente y yo llevaba unos pequeños pantalones ajustados. Así que no fue ninguna sorpresa cuando algunos hombres me miraban lesivamente. Entre la multitud pude reconocer un rostro, me había obligado a memorizar cada detalle del rostro de los que ahora eran mis enemigos. El tipo parecía tan normal como cualquiera, pero un ojo bien entrenado sabía que sus guarda espaldas estaban allí, vestido como civiles.

Tenía que llamarle la atención, el tenía que acercarse a mi o las cosas se pondrían fea y yo no quería entrar en combate en un lugar tan poblado.  Me senté en el mismo café que él, pero no, lo mire. En cambio puse mi voz más estúpida y pedí a un camarero que me trajera un café. Bueno no es que fue fácil, pero al fin logro entenderme. Cuando al fin note que me traían mi bebida, el muy idiota de mi camarero se chocó con un hombre que estaba pasando por allí –Ay dios- Dije por lo bajo.

En este momento necesitaba la mente brillante de Fel, ella siempre tenía una manera de ayudarnos a todos.  No tuve más tiempo de pensar ´pues cuando volví a mirar, note que un hombre que estaba sentado en una mesa a mi lado sacaba un arma disimuladamente. Estaban a punto de hacer algo y yo aún no podía encontrar quien iba a ser su víctima.

Había una cafetería refinada y concurrida en esa plaza, un lugar lleno de turistas inocentes y cándidos, sin duda el blanco perfecto para comenzar un disturbio de las proporciones señaladas por Merlín.

Me hallaba en una mesa después de tanto deambular, habiendo ordenado un té earl gray. Al esperar mi pedido, miré alrededor, valiéndome de la cámara en las gafas para hacer acercamientos y ver anotaciones de las personas ahí reunidas.

Pronto di con una joven que, no era preciso mirar en las gafas para reconocerla, por lo que, pese a que la sonrisa pugnaba por aparecer en mis labios, hice un supremo y fructífero esfuerzo por contenerla. Esa joven era Dinah Lance, de quien en Kingsman teníamos vasta información y que, yo sabía, era amiga de Felicity, y sólo pensar en ella hizo que aquella sonrisa pretendiera brotar de mis labios; realmente soy un caso perdido si con sólo hallar algo que me recuerde a mi discípula me vuelvo un tonto sentimental.

Pero dejando de lado el sentimentalismo, el que ella se hallara ahí quería decir que la insurgencia americana ya se hallaba al tanto de lo que ocurría en Casablanca, lo cual podría ser una ventaja para mí. Claro, eso no significaba que iría corriendo a revelarme ante la señorita Lance y ponerme a sus órdenes; los Kingsman no dejamos de ser una organización secreta y me atrevo a decir que de la insurgencia sólo el murciélago nos conoce. Así quisiera unir fuerzas con ella, a menos que algún motivo fuerte o una causa mayor me empujase a ello no podía hacerlo.

Luego vi a un hombre en la multitud. Adnane Afaf, importante empresario Marroquí con negocios en el extranjero, "sospechoso" de apoyar a los extremistas y de vínculos con gente del régimen, sólo sospechoso sin confirmar por la interpol cuando de hecho Merlín tiene todo un expendiente al respecto que confirman su complicidad.

Definitivamente debía acercarme a él para entablar una conversación de "magnate a magnate". Había ya recibido mi té, y tras dar unos sorbos y dejar el dinero en la mesa, me puse de pie y atravesé el salón tranquila y confiadamente para procurar un encuentro con ese hombre; ¡por desgracia todo se fue al demonio cuando un torpe camarero chocó conmigo derramando una bebida sobre mi camisa blanca!

Tuve que reaccionar, en parte por la rabia que me provocaba el incidente, como por actuación, pues Edward Fitzgerald, el hombre cuya identidad Merlín había armado para mí, lógicamente no se tomaría tal suceso sin pegar el grito en el cielo como se dice vulgarmente, y sería sospechoso si no exagerara al respecto; sin embargo, el escándalo estaba siendo aprovechado por un hombre en la multitud; un sujeto que capté con las gafas a la distancia y que al parecer traía con él un arma. Miré a la multitud, buscando al posible objetivo y no tardé en dar con él.

Un activista llamado Charaf Edinne, famoso por hablar ante las naciones unidas en desacuerdo a las medidas tomadas por el régimen y con muchos simpatizantes, acababa de entrar en el lugar. Mi mente dio rápido con la situación; el plan inicial debía ser matar a Edinne, armar descontento, caos e indignación y posteriormente comenzar con el proceso de bombas. Si lograba evitar el asesinato de Edinne ganaría tiempo para averiguar lo que necesitaba, sólo tenía que ser rápido.

Pero el hombre ya había sacado el arma y se había levantado de la mesa en dirección a la puerta; si me movía hasta allá y lo golpeaba me delataría y echaría a perder toda la misión, pero tampoco podía dejar que mataran a ese hombre. La única solución que se me ocurrió fue gritar como uno de esos hombres mimados de mi país.

-¡Ese hombre está armado! ¡Protejan al señor Edinne!-La gente comenzó a alterarse.

Esperaba que la señorita Lance pudiera actuar antes que yo con aquella advertencia; si no, habría que buscar la forma de evitar esa tragedia.

Sí, todo se fue al maldito carajo cuando mi mesero tiro mi café contra aquel hombre. No creo que haya sido una señal, pero era un escándalo que la gente iba a aprovechar estaba claro. El tipo que saco el arma, apunto a alguien que parecía haber entrado. Pero el caballero al que le habían derramado su café grito algo ¡A la mierda con la misión secreta! Dije levantándome con rapidez, ya que el hombre que tenía el arma, me encontraba a mi lado. Le di una patada ascendente, haciendo volar su arma. Si era más que obvio que el tipo reaccionaria. Así que comenzamos a golpearemos ¿Qué esperaban una charla pacifica?

No sabía quiere era el tipo que había gritado, pero sabía que era alguien que sabía más de lo que aparentaba –Saca a  Edinne-Le grite, pues el  mismo había gritado que lo protegiera, cualquier otro turista no hubiera notado que él era el blanco. No es que confiara en el hombre, pero no me quedaba otra opción que confiar en él, por lo menos para que lo sacara de un lugar tan público. Estaba claro que dentro de poco no estaríamos solos.

De la nada aparecieron unas diez personas armadas, así que levante mis manos y me deje rodear. No es que me diera por vencida, todo lo contrario, ellos no parecían reconocerme. Supongo que sin mi traje llamativo, la cosa no era igual. Pero tenía que ganar tiempo para que los civiles salir eran del lugar –Vamos chicos, no se pongan rudos conmigo- Dije de una manera juguetona. A demás esperaba que el hombre hubiera puesto a salvo a quien era la presunta víctima.

Los tipos no hablaban en inglés, así que lo más seguro es que intentaran encontrar quien era. Estaba a punto de usar mi grito para desarmar las armas, cuando uno de ellos agarro a una mujer que había quedado encerrada con su hija y le apunto a la niña en la cabeza –Mierda- Dije de mala manera, odiaba que metieran a gente inocente en el medio. ¿Cómo es que me había metido en esto? Ah! Ya recuerdo, comencé a pelear por un hombre que había gritado ¿Quién me manda a ser siempre la buena?

De entre los hombre allí se abrió paso  Afaf, tenía una sonrisa burlona -¿Quién te envía?- Me dijo con un perfecto acento. Coloque una mano en mi cintura –Vamos chico, solo intente que no matar a nadie- El tipo se me acerco y recorrió mi cuerpo con una mirada lesiva –Una americana, que nos quiere tomar de idiota- Dijo con un tono seco y me tomo del cabello –Pero nosotros la haremos hablar- Dijo tomándome del rostro. Odiaba no poder hacer algo, si hacia un movimiento erróneo aquella niña y su madre morirían por mi culpa.

Obviamente todo se convirtió en un caos, pero por suerte la señorita Lance había logrado salvar al señor Edinne, aunque por lo visto a ella no podía engañarla del todo, ya que esa petición de ponerle a salvo era directa a mí, cosa que opté por hacer, era lo menos que debía.

Corrí hacia él y lo llevé fuera junto con otras personas; la policía local comenzó a acercarse al tiempo que llamaban a refuerzos. Dejé a Edinne con ellos y me escabullí entre la multitud para volver dentro del recinto y tratar de ayudar a la señorita Lance.

Cuando volví al interior del lugar, vi como aquellos tipos apuntaban a la cabeza de aquellas rehenes, al tiempo que Afaf interrogaba a la dama. Era obvio que si la joven no se había liberado de sus captores con ese talento que ella posee, era por la amenaza a las rehenes; algún movimiento en falso por parte de la señorita Lance sería fatal para ellas. Bien, lo menos que podía hacer era quitarle ese problema de encima.

Oculto desde una esquina, procurando salvaguardar aún mi identidad, modifiqué mi reloj y lo programé para los dardos envenenados. Apunté hacia los tipos que tenían a la mujer y la niña como sus rehenes y disparé certeramente a sus cuellos. Los hombres se llevaron una mano a dónde el dardo se había incrustado en su piel y cayeron al piso quedando inertes casi de inmediato, pues la neurotóxina que contienen los dardos es demasiado rápida y peligrosa.

Sin embargo, la mujer y la niña se quedaron paralizadas del miedo, mientras los otros hombres se giraban, extrañados por ver caer a sus dos compañeros. ¡Dios! Al diablo la identidad, qu Merlín no diga que no lo intenté. Salí corriendo de mi escóndite hacia las mujer y la niña, pues otros dos hombres por orden de Afaf ya iban a sujetarlas de nuevo; llegué a tiempo y valiéndome de mi entrenamiento logré desarmarlos con unos cuantos movimientos, protegiendo a las rehenes.

-¡Salgan de aquí!-La mujer reaccionó y tomó a la niña, corriendo después hacia la puerta.-¡Señorita Lance, hágalo ahora!-Exclamé, refiriéndome a su maravilloso don, ya que previamente me había protegido los oídos con unos tapones de alta tecnología provenientes de la organización y que moderarían el sonido.

¿Cómo explicarlo correctamente? Si estaba con una cierta desventaja, pero he estado en peores cosa, solo tenía que esperar que los muy hijos de pura soltaran uno segundo a esa mujer y la niña y yo les iba a enseñar quien era esta americana. Claro creo que no fue necesario porque cuando Afán me estaba interrogando los hombres que tenían a los rehenes amenazados se llevaron las manos al cuello y cayeron como moscas. No tenía idea que había venido con esfuerzos, pero era un buen momento para aprovechar.

Bueno habían bastante soldados allí, más de los que había podido distinguir en un principio, pero el hombre al que le habían derramado el café salió de algún lado y logro liberara a las mujeres, Fue un buen momento para patear al hombre que me tenia del cabellos. Habían muchas armas en el lugar y estaba claro que estábamos en desventaja, pero el tipo de las gafas me llamo por mi apellido y dijo que hiciera algo, definitivamente el sí sabía quién era yo.

Tome aire y deje salir un grito con fuerza, obligando a la mayoría a soltar las armas y cubrirse los oídos por el dolor, pero yo no quería dejarlos sordos, esta vez mi llanto lo había usado para desarmar las armas del lugar, las cuales cayeron por partes. Si bueno, algunos se desmayaron e incluso los vidrios del lugar se rompieron, pero bueno creo que no era un mal precio para poder arrestar a un terrorista que había puesto en peligro la vida de muchas personas.

Cuando me quede sin aire mire al hombre que parecía que no tenía ni un rasguño  -¿Tu quién eres?- Porque estaba claro que estaba preparado para mi don y bueno, nadie allí adentro iba a escuchar lo que decíamos, después de todo el que no estaba desmayado, estar aturdido y casi sin sentido, teníamos un par de minutos para decidir cómo proceder, estaba claro que estábamos aquí por la misma razón, pero aun no sabía si podía confiar en él o no.

A pesar de los tapones con los que me había prevenido, logré escuchar algo del espectacular llanto del canario, pero de todas formas estos lograron evitar que me aturdiera o me ocurriera lo que a los que lo habían escuchado directamente. El poder de la señorita Lance era prodigiosamente fuerte.

Cuando los hombres cayeron a lo igual que sus armas, pasé entre ellos disparándoles de mi reloj pulsera, pero en lugar de lanzarles un dardo envenenado como bien pude haber hecho en cualquier momento, sólo les lancé el de amnesia, gracias a una linda vocecita que resonaba en mi cabeza diciendo "no los mates, Harry" y que por cierto, se parecía mucho a la de Felicity.

Al oír a la señorita Lance dirigirse a mi persona, me acerqué a ella, disparando un dardo al último hombre que me faltaba. -Agente Galahad, organización Kingsman.-Repliqué tranquilamente, yendo a revisar los rincones para observar si había alguien más oculto y si era así, golpearlo y dejarlo amnésico, por suerte sólo estábamos nosotros dos. Volví con ella.-Algo me dice que usted y yo estamos aquí por la misma razón, madame. Quizá deberíamos llevar a uno de estos con nosotros para interrogarlo y dejar a los otros en manos de las autoridades.-

El tipo tenía algún dispositivo o algo con el que disparaba algún dardo o algo. Se paró a mi lado y se presentó –Espera ¿Quién?- Le dije con tranquilidad. Quizás debía tener algún lazo con la insurgencia y pedirle a Bruce que me informara, pero la verdad no era así –Un placer Galahad- Le dije con tranquilidad –Al parecer ya me conoces y estás preparado para mí- Le dije señalando los tapones que el hombre se había colocado. El no parecía ser hostil, pero tenía que ser precavido, después de todo uno nunca sabe con quién trata y este tipo había nombrado a una agencia que no tenía idea que existía.

Su plan me pareció bueno y sonreí -¿Qué le parece Afaf? Ósea el tipo me debe un par de golpes- Le dije con tranquilidad –Tendremos que sacarlo por detrás, ya sabe yo soy una persona publica- Le dije casi bromeando. Aunque estábamos en el otro lado del mundo, aquí también había agentes del régimen que me querían muerta y no iba a salir a exponerme. Tome el cuerpo de Afaf que estaba inconsciente y le dije –Espero que tenga auto, lo veré en cinco minutos en la parte de atras-  Coloque al tipo sobre mis hombros y Salí del lugar, esperaba que pudiera disimular lo que había pasado allí.

Cuando Salí al callejón trasero, trate de ocultar a Afaf y yo misma, pues sería un poco llamativo que una mujer estuviera con un tipo desmayado ahí. Lo bueno es que no tuve que esperar tanto para que mi nuevo compañero aparezca. Primero subí a nuestro nuevo amigo y luego me subí con el –Y bien Galaad ¿Qué puede decirme de usted para que podamos confiar mutuamente?- Le dije con tranquilidad, aun no sabía si el tipo me llevaba a una trampa.

Esbocé una media sonrisa al oírla. -Sólo un poco, madame.-Repliqué, aún sin quitarme los tapones. Cuando le dije mi plan, estuvo de acuerdo con él e incluso sugirió a un excelente rehén.

-Excelente elección, miss Lance; y tiene razón, no sería adecuado sacarlo de manera visible ni que la vean más a usted. Dígamos que yo tampoco debo ser muy visto, pero aún tengo la ventaja de mi "disfraz". Asentí ante sus instrucciones, viéndola marchar por donde habíamos acordado. Por mi parte me quité los tapones, los guardé a lo igual que cualquier otra cosa que pudiera delatarme; me alboroté un poco el cabello, la ropa y luego salí del lugar pidiendo ayuda, adoptando mi papel de empresario británico no acostumbrado a la violencia, casi lloriqueando por haber presenciado semejante masacre.

Cuando por fin pude deshacerme de la atención no deseada, me alejé del grupo y las autoridades para ir por mi vehículo y llegar al lugar convenido con la señorita Lance. Ella se hallaba casi oculta con Afaf a un lado y debo admitir que me sorprendía lo fuerte que ella podía ser. Ella lo subió al auto y luego abordó, de modo que arranqué para alejarnos de ahí lo más rápida y discretamente posible.

-Propiamente no puedo decirle nada que usted reconozca para que confirme que no soy un agente del régimen.-Respondí a su pregunta, aunque no era del todo cierto; podría haberle referido que conozco a Felicity y toda la historia que esto conlleva, pero no lo haría, en primera porque si sus amigos tuviesen que enterarse sería por medio de ella y por decisión de ella, no por mí y en segunda, porque ahora Felicity era un agente secreto, esa era una de las razones más fuertes.-Pero puedo asegurarle que en mi organización nos hallamos en contra de las dictaduras y sus efectos a nivel mundial y que obviamente el régimen que somete ahora a los Estados Unidos es una amenaza global que debe ser detenida. No sé que podría hacer o decir para que confiara en mí, miss Lance, pero si gusta puedo someterme a un interrogatorio de su parte; claro que debo decirle que puede que haya algunas cosas que no pueda contestarle, más por proteger a otros que a mí mismo, pero lo que sí esté en mi poder lo responderé con gusto.-

Bueno, el tipo no era conocido, así que el fácilmente podía pasar como un rehén o una mierda así. Me dedique a sacar a Afaf del lugar y lo espere escondida en aquel callejón. Tenía un par de cosas que preguntarle al tipo, aunque bueno, gracias a Kal, mucha de mi información era de total dominio público, así que no era difícil que alguien se preparar para mí. Lo que me preocupara es que ese hombre había sabido de antemano que yo estaría allí, pues sino ¿De qué otra manera tendría esos tapones?

Cuando el tipo apareció con el auto yo metí a nuestro invitado y me subí. Estaba claro que iba a haber un pa4r de preguntas, después de todo yo no tenía idea quien era esa organización. Y estaba hasta los ovarios de que me traicionaran. El tipo comenzó a hablar y yo levante una ceja –Al menos es honesto- Dije levantando un poco los hombros, aunque eso no me decía mucho. Iba a hablarle pero el comenzó otra vez. Mire al hombre con una sonrisa y dije –Vamos, si me conoce un poco, le aseguro que usted no querrá un interrogatorio conmigo- La verdad es que me había vuelto mas brutal, aunque jamás había cruzado la línea del asesinato, estaba casi segura que tendría que hacerlo en algún momento.

No sabía exactamente a dónde íbamos, pero ya me daba igual -¿Usted también vino por Afaf?- Dije con total tranquilidad mientras miraba al frente –Esta claro que estaba tan atento a esos terroristas, tanto como yo- Le dije mientras me volteaba a ver a nuestro rehén.

Sonreí al oírla decir aquello sobre el interrogatorio con ella. -Es verdad, tiene usted mucha razón Miss Lance, de ser posible, me gustaría evitar ser merecedor de su ira.-

-Sí y no.-Repuse a su siguiente pregunta.-Mi misión aquí es evitar la detonación de algunas bombas que usarían como atentados para desestabilizar al gobierno actual; según nuestras fuentes, los grupos detrás de este plan tienen ciertos lazos ocultos con el régimen estadounidense; al hacer decaer el gobierno de este país, procurarían imponer las ideologías del régimen, de modo que, poco a poco, pudieran tener este lugar bajo el mismo sistema y por ende más afín a los ideales de Kal-El-Seguí conduciendo, la miré de soslayo, recordando que para ella, ese hombre solía ser su amigo y, según sabía e intuía, aquello debió ser un duro golpe para la joven.-Lo siento, sé que era su amigo, este régimen debe ser algo muy duro para usted.-

Seguí conduciendo, sopesando mis posibilidades. No podíamos volver al hotel, ahí nos buscarían.-Hay una casa a las afueras de la ciudad, es propiedad de mi organización, espero que no le importe que conduzca hacia allá.-

Al menos me hizo sonreír cuando me dijo que no le gustaría pasar por interrogatorio conmigo. En el pasado uno conmigo no habría pasado mucho, pero ahora las cosas eran diferentes, yo había cambiado, supongo que me había vuelto más dura, a la altura de las circunstancia. Mire al hombre de reojo, me hubiera gustado confiar en él, hacer las cosas como hacia Feli pero yo ya no confiaba en nadie, había confiado en Kal y al final nos había traicionado a todos. –Bueno al menos estamos de acuerdo en algo- Le dije sonriendo de costado.

Al menos el tipo me dijo de su misión, ese era un buen paso y teníamos más o menos la misma información, asi que al menos podía decirse que esta. No sabía el rumbo que habíamos tomado, pero tampoco es que yo conociera donde carajo estábamos, asi que me daba más o menos lo mismo. Respire profundo y lo mire –Señor Galahad- Le dije con tranquilidad –Parece que la situación nos ha obligado a trabajar juntos, pero estepa entienda que si es un agente del régimen o alguien que me intenta engañar- Lo mire directamente a los ojos –No dejare que se vaya- Si, había sido una amenaza y estaba harta de ponerme limites, las cosas cada vez estaban peor para nosotros y si Batman no hacía algo, yo misma lo haría.

Ignore el comentario que hizo de Kal, estaba harta de eso, de pensar en mi amigo, esa persona no existía más. Clark ahora era mi enemigo. Me dijo donde iríamos y yo asentí, era dar perdido por perdido. Mire a nuestro “Invitado” y aún estaba desmayado. Definitivamente eso no había sido lo que tenía planeado pero no pensaba irme con las manos vacías, le iba a sacar hasta la última palabra a ese hijo de puta, estaba harta de que nosotros fuéramos los buenos y que no pudiéramos evitar las barbaridades que cometía el régimen.

Asentí cuando dijo aquello sobre la situación y que nos obligaba a trabajar juntos; pero cuando dijo lo otro, esbocé una media sonrisa y la miré.-Lo mismo digo para usted, madamme.-Sentencié, aunque sabía perfectamente que aquello estaba demás; Dinah Lance era una de las militantes más fieles de la insurgencia y la que más había sufrido la traición de Kal - el, si alguien es incapaz de traicionar a la causa es precisamente ella.

Llegamos al lugar que le había indicado; una casa sencilla y de agradable pinta a las afueras de la ciudad. A primera vista parecería una casa de veraniego que se alquila a turistas. Metí el auto al garage y bajé de él, llevando a nuestro huésped e instando a mi actual compañera a que se apeara y me siguiera. Nos dirigimos al interior, por dentro todo estaba decorado con buen gusto, como una casa más.

-Por ese pasillo se llega a las habitaciones, están habilitadas y en orden, puede tomar la que guste. Llevaré a nuestro invitado al sótano, ahí podremos interrogarlo sin problemas.-

Off: disculpa la tardanza:(